martes, 12 de junio de 2012

LA CASA POR BARRER

El Tour de Francia está a la vuelta de la esquina, como quien dice, y yo sigo asustado, y en parte asqueado, por el rendimiento del equipo británico Sky en el reciente Criterium de Dauphiné. No tengo nada contra los británicos, en realidad me da igual si nos devuelven el peñón o si se lo quedan de recuerdo. Mi disconformidad no viene motivada por patrioterismos. Estoy asustado por un rendimiento demasiado espectacular, demasiado bueno, de todos los corredores del equipo (en la clasificación general, cuatro en los diez primeros: 1º Wiggins, 2º Rogers, 4º Froome, 9º Porte; a lo que se suman exhibiciones en montaña de Hagen). Y estoy asqueado porque no me lo creo. 


El Sky presenta una de las equipaciones más elegantes del pelotón. Pero los británicos se han propuesto no ser tan solo los mejores en cuestiones de moda.

Los que seguimos habitualmente el ciclismo desconfiamos de estas "grandes prestaciones". La experiencia nos empuja a ello, pues desde 1998 dejamos atrás la edad de la inocencia, y todavía más desde 2006. Si se sigue un poco la trayectoria de ciertos corredores, uno puede darse cuenta de saltos de calidad excepcionales al fichar por ciertos equipos. Por ejemplo, en el caso de Wiggins, su salto de calidad vino al fichar por Garmin en 2009. Hasta el momento había sido un excelente pistard, que en sus incursiones en la carretera intentaba fugas desesperadas en solitario, como en la primera seamana del Tour de 2007, que discurrió por tierras inglesas. En 2008 arrasó en su especialidad en los J.J.O.O. de Pekín. Pero en el Tour de 2009 descubrimos también que disponía de unas excelentes dotes de escalador (quedó cuarto tras Contador, Andy Schleck y Armstrong). La versión Wiggins.12 es mucho mejor: ahora domina en todos los terrenos, incluso el sprint. Este año lleva ganadas París - Niza, Tour de Romandía y Criterium de Dauphiné. Le queda el Tour.

Bradley Wiggins en su postura natural: la de contrarrelojista. Lo que ya es "anormal" es su invulnerabilidad en montaña.

Su gregario Chris Froome no se queda atrás. Aunque es todavía joven (lo que le permite cierto margen de duda), sus primeros resultados en las grandes vueltas no dejaban intuir sus cualidades de corredor de grandes vueltas. Algunos lo conocíamos de su etapa en Barloworld, cuando se convirtió en el primer corredor keniata en correr una gran ronda (en el Tour de 2008, en el que acabó en el puesto 81º). El año pasado, con la nacionalidad británica, casi vence la Vuelta ante un renacido Cobo (de la escuela Matxin). Fue todo un duelo de marionetas, con molinillo incluido: en Peña Cabarga se vivieron momentos espectaculares...pero que dejaban cierto regusto amargo. A Cobo y Matxin ya se les conocía como dos tramposetes más del oficio. Pero con el sky se demostraba que la "tecnología" aplicada a los últimos éxitos británicos de la pista estaba empezando a dar sus réditos en la carretera: 2º Froome, 3º Wiggins. Todo preparadito para dar la campanada en el año London 2012. 

Chris Froome en la contrarreloj de Salamanca de la Vuelta 2011. Froome hizo mejor tiempo que Wiggins, y peleó con Cobo en montaña. ¿Le nouveau Eddy?

Las grandes demostraciones de fuerza por parte de un equipo suelen destilar cierto tufillo a farmacopea bastante sospechoso. Pueden darse de varias formas: o en forma de triplete, o en forma de "recambio inagotable". Estos fenómenos se han dado con bastante asiduidad desde 1990. Ahí están los tripletes del Gewiss - Ballan en la Flecha Valona de 1994 (Argentin, Berzin y Furlan), o los de Patrick Lefevere en Roubaix : con Mapei en 1996 (Museeuw, Bortolami y Tafi ) y 1998 (Ballerini, Peeters y Steels); con Domo - Farm Frites en 2001 (Knaven, Museeuw y Vainsteins).

Leyendas de la edad de oro: Riccò y Piepoli en las Tre Cime di Lavaredo, en el Giro del 2008. Aquel Saunier Duval  erade ensueño, con estrellas como  Mayo, Simoni, Cobo, Martín Perdiguero, Gómez Marchante, Millar; y con algo más. En Saunier Duval recaló Purito, después de sus años de aprendizaje con "el gordo"...

El "recambio inagotable" también suele ser otro indicio. Con este apelativo pretendo referirme a aquellos equipos que encuentran cada año un líder distinto para una gran vuelta; se trata de equipos pequeños, que suelen perder a su figura destacada al ser fichada por algún equipo de más presupuesto, pero que se las arreglan para conseguir un líder alternativo. Y la habilidad de médicos y directores llega a tal punto que son capaces de conseguir un sustituto que sustituya incluso al sustituto del sustituto. El caso paradigmático es el del Kelme de principios de siglo: en 2000 ganaron la Vuelta con Heras; en 2001, con Heras en US postal, encontraron a Óscar Sevilla, que hizo segundo; en 2002 la cosa fue todavía más "espectacular": se disputaron la victoria Óscar Sevilla y Aitor González. Y en 2003 encontraron un recambio de Aitor González (que se fue al Fassa Bortolo) en Alejandro Valverde. Valv.piti. Y ojo, mientras tanto Santiago Botero hacía de las suyas en el Tour. Algo semejante ocurrió en la ONCE de "El Gordo", que tras probarlo en la Vuelta con Olano, Igor González de Galdeano y Joseba Beloki, encontró un recambio perfecto en la Vuelta de 2003 en Isidrio Nozal. O el Garmin de Jonathan Vaughters, que logró colocar a Christian Vandevelde 4º en  el Tour de 2008, al mentado Wiggins 4º en 2009 y al ahora famosísimo (pero con pasado "oscuro" en US postal y Phonack) Ryder Hesjedal, 6º en 2010.  

Ryder Hesjedal aprendiendo en sus años de Phonack. Una auténtica banda: Botero (tras Hesjedal en la foto), Camenzind, Sevilla, Quique Gutiérrez, Santi Pérez, Pereiro, Santos González, Martín Perdiguero, Tyler Hamilton, Floyd Landis...a las órdenes de Pino, Juan Fernández, John Lelangue y Tony Rominger. Tooooodo transparencia.

En los últimos años, los casos que han salido a la luz han sido, fundamentalmente, los de equipos con prácticas ilícitas algo chapuceras, que acababan por descubrirse: el Kelme de Belda, la ONCE de "El gordo", el Saunier Duval de Matxin, el Gerolsteiner de Holczer, el supersónico Phonack de 2004 - 06, el Telekom de Pevenage-Godefroot...Otros son de los que se barruntaba y se barrunta, pero no ha logrado probarse poco o nada: el Us Postal de los años dorados de Armstrong - Bruyneel, el High Road, ex-T-Mobile, de Bob Stapleton (con Cavendish, Hagen, Velits, Eisel, Greipel y compañía), o el CSC - Saxo Bank de Bjarne Riis. 

El profesor Hans-Michael Holczer con sus pupilos Rebellin y Schumacher.

Bjarne Riis en su etapa del Gewiss, en 1994. Cumplió el sueño de cenicienta del ciclismo: de gregario anónimo y gris, a líder indiscutible, rocoso e imbatible. ¿Precedente de Froome?

Para el bien del ciclismo, es necesaria otra limpieza. Es extraño que ciclistas que vuelven de una sanción sean mejores ahora que antes. Es vergonzoso que se descubra que un ciclista compra a otro para que le ceda una victoria, y no pase nada (Vinokourov en la Lieja de 2010). Es vergonzoso que haya equipos con una interminable lista de positivos, y que sigan en la élite (el Katusha, con los positivos de Colom, Pfannberger, Kolobnev y Galimzyanov; o el Astana, con los de Kashechkin, Vinokourov y Contador; o el Euskaltel, con Landaluce, Astarloza y Aitor González). Es vergonzoso que no se elimine a los dopados del palmáres (Basso todavía figura como ganador del Giro 2006, y Riis como ganador del Tour 1996; Di Luca todavía es segundo en 2010 para La Gazzetta dello sport). Es vergonzoso que todavía sigan los mismos al volante (Lefevere, Martinelli...), con una larga lista de ciclistas dopados a sus espaldas, y algún que otro muerto. Es vergonzoso que la Operación Puerto se haya quedado a medias, y haya ciclistas que hayan salido de rositas (A.C., sin ir más lejos), y que otros hayan vuelto sin arrepentimiento o declaración pública al respecto, como Valverde. Es vergonzoso que cuando un ciclista da positivo, directores y médicos de su equipo digan no saber nada. Es vergonzoso que un ciclista que ha dado positivo se reconozca como único y exclusivo culpable (por omertà, o para ser de nuevo enrolado en el mismo equipo tras la sanción). Es vergonzoso que cuando un ciclista da positivo el resto de pelotón mire hacia otro lado, o incluso peor, que haya algún hipócrita ciclista retirado (implicado en su día en casos de dopaje) que le acuse  de "manchar el ciclismo".  También es vergonzoso que el ciclista dopado sea un drogadicto, y el futbolista que muere en el campo a causa de un paro cardíaco, cuando debería de gozar de una salud de hierro en plena juventud, haya sido presa de un fatídico "problema genético".

Casi deseo, por el bien de este deporte que me gusta tanto practicar y ver, que se destape un nuevo caso, uno brutal, que se lleve por delante a todos aquellos que llevan años y años en la cresta de la ola del dopaje, sin mojarse. Los directores deportivos más jóvenes ya fueron ciclistas en los años de la barra libre de EPO (los Riis, Peeters, González de Galdeano, Aldag...). Las patrocinadores exigen resultados. El dopaje se inicia en juveniles. A este deporte le sobra caspa y trampa, le sobra hipocresía: es necesario hacer limpieza ya.

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