domingo, 15 de abril de 2012

UN VISTAZO AL FONDO DE ARMARIO CICLISTA (III): LOS OCHENTA

Llegamos a los ochenta, década que en muchos ámbitos puede considerarse una cesura, una especie de brecha a la que el ciclismo tampoco escapa. O más bien los ochenta puedan considerarse, como también fueron los sesenta, una época de huida hacia el futuro, un periodo de utopías: pero no ya sociales, sino más bien tecnológicas. No se procuraba la conquista del universo (como un último paso del dominio humano sobre la naturaleza, iniciado desde la Ilustración), sino de la conquista de un cierto bienestar en la tierra mediante los avances técnicos, que garantizasen el bienestar a costa de un poco de conformismo. Ya no se hablaba de igualdad en los ochenta, sino sobre todo de libertad, entendida esta como libertad para el consumo.  Las tensiones violentas de los setenta desaparecen, ya no se habla de cambiar el mundo, pues el segundo mundo, tomado como alternativa del primero, se derrumba desde dentro: más bien las tensiones y contrastes aparecen atenuados bajo la pátina de la libertad, de la democracia, de la modernidad adormecedora, pero no por ello desaparecen. Precisamente son los ochenta un periodo de dislocación silenciosa entre innovación y conservadurismo.

La década comenzó con tres o cuatro disparos: algunos dieron en el blanco (John Lennon, Sadat), otros no acabaron con el tiroteado (Reagan, Juan Pablo II). Se inició con Solidarnosc y el boicot "occidental" a los Juegos Olímpicos de Moscú, y terminó con aquella imagen del hombre con las bolsas de la compra deteniendo los tanques que marchaban a reprimir las revueltas anticomunistas en la plaza de Tiananmen, y con los berlineses de ambos lados derribando el maldito muro. Murió Fassbinder de sobredosis, y poco después Truffaut y Tarkovsky, y con ellos el cine de autor, mientras en Estados Unidos comenzaba una "segunda edad de oro", con películas como Los Cazafantasmas, Indiana Jones o Terminator. Llegó el Sida, llevándose por delante a Michel Foucault entre otros, y con él se puso punto y final a la libertad sexual de los sesenta, al mismo tiempo que la sociedad podía poder una nueva etiqueta, una nueva barrera (en este caso la del peligro de contagio) a la comunidad gay que reclamaba sus derechos. Los ochenta en España fueron los años del auge y fin de la movida, de Tejero y Naranjito. Fueron los años del thriller de Michael Jackson, los años de Prince y del Like a virgin de Madonna, de The Cure y de Nick Cave; del atentado de Lockerbie y la guerra de las Malvinas; de Ayrton Senna y el dóping de Ben Johnson, de la "mano de dios" de Maradona y de los récords de las atletas de la R.D.A; de la "guerra" entre Margaret Thatcher y los mineros británicos; de la guerra del Líbano y la guerra irano-iraquí; de Atari y de Nintendo; de Doraemon y el Equipo A.

En el ámbito ciclístico también hubo auténticas revoluciones. En primer lugar tecnológicas: Look introdujo los pedales automáticos, Moser experimentó con las ruedas lenticulares y en 1989 Greg Lemond utilizó por primera vez el manillar de triatleta en una contrarreloj.  Los ochenta fueron años de internacionalización del ciclismo: llegaron norteamericanos como Jonathan Boyer, Greg Lemond y Andy Hampsten, canadienses como Steve Bauer, australianos como Phil Anderson... y también corredores del este, como los polacos Lech Piasecki y Czeslaw Lang. Aunque el aterrizaje más espectacular fue sin duda el colombiano, con la fantástica generación de Lucho Herrara e Iván Parra. En este contexto, el Tour de Francia tomó la salida desde Berlín occidental: y el pelotón se fotografió delante de los grafitis de Kreuzberg.  En lo deportivo, fueron los años del dominio de Bernard Hinault, del duelo Moser-Saronni en Italia, de los ocho segundos entre Laurent Fignon y Greg Lemond en el Tour de 1989, y del dominio de Sean Kelly en las clásicas. Y en el ámbito de la indumentaria, el algodón dio paso a la licra. Los culottes comenzaron a tener variados colores en sus laterales, y los diseños, vistosos como nunca antes, ganaron en variedad de formas y combinación de colores.


El mítico maillot de TI - RALEIGH, presente en los pelotones hasta 1983. En la fotografia, Henk Lubberding.
El maillot del GEWISS - BIANCHI de 1987 modernizaba el tradicional maillot blanquiceleste del Bianchi.

El arte de vanguardia llega al ciclismo: el maillot de LA VIE CLAIRE de 1984 estaba inspirado en las composiciones abstractas de Piet Mondrian. En la fotografía, Bernard Hinault.
Urs Freuler con el maillot  ATALA - OFMEGA de 1985, de la marca Castelli. Este maillot, que retomaba la combinación de azul y gris del maillot Atala de los años 40 y 50, fue uno de los primeros en prolongar los colores del maillot en el culotte. (desde 1983).
Otro de los maillots más vistosos (u horteras, si se prefiere, aunque bellos a su manera) fue el del MURELLA - ROSSIN de 1985.
Toni Rominger con el maillot retro del CILO - AUFINA de 1986. Este maillot se inspiraba en el del equipo suizo de mismo nombre (CILO) de los años 50, de color rojo y gris.
El británico Malcom Elliott con el maillot del Fagor de 1988. Este maillot introducía ya uno de los leit-motiv decorativos de la siguiente década: el difuminado.


Gianni Bugno con el maillot del CHATEAU D'AX SALOTTI de 1988. Los ochenta también podían ser clásicos.

Luciano Rabottini luciendo el maillot del VINI RICORDI - PINARELLO - SIDERMEC de 1986.
El mexicano Raúl Alcalá con el maillot del 7 ELEVEN - HOONVED, en 1987. El primer equipo norteamericano que disputó carreras en Europa.
Uno de los maillots más portentosos y extraños de la década: el "sol naciente" del VERANDALUX - DRIES de 1985. En la foto, Teun van Vliet.
El PANASONIC - ISOSTAR, heredero del Ti-Raleigh, mostró su maillot más vistoso en 1989.

4 comentarios:

  1. Los ochenta fueron años de internacionalización del ciclismo: llegaron norteamericanos como Eric Boyer, Greg Lemond y Andy Hampsten..

    ¿Eric Boyer norteamericano, desde cuando? Es francés

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  2. Sin duda falta el mitico maillot del Teka con sus lunares, cantoso como ninguno

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  3. Sí, aquel era un maillot bastante cantarín. Hay tantos maillots estrafalarios y entrañables en la década de los ochenta que era difícil hacer una selección...

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