jueves, 29 de agosto de 2013

MI GALERÍA

A pesar de comenzar el título del post con un determinante posesivo, nada más lejos de mis intenciones  que enfatizar de manera pedante la "posesión" de estas imágenes. ¡Ya me gustaría a mí tenerlas todos los días al alcance! Simplemente esta lista pretende ser un recopilatorio de algunas de las imágenes que más me han gustado, y que han configurado mi educación visual, las haya visto in situ o no. Algunas también son de reciente descubrimiento (las de Zhilinskiy, Salt, Ulibin y Dadd, por poner un ejemplo).  Su elaboración se deba quizá a la añoranza que siento por las clases de arte, cuando las recibía y cuando las impartía, y también al deseo de reivindicar la importancia de la enseñanza del arte en la formación de la sociedad. 

He decidido finalmente incluir solo una obra por artista, a pesar de que en algunos casos (Brueghel, Piero della Francesca, Modigliani, Schiele, Klee, Degas, Caravaggio, Friedrich, Klimt...) me he tenido que reprimir para no poner más. Las pinturas elegidas se mueven en el terreno inestable, fantasioso y personal, que se abre entre los extremos que representan el realismo y la abstracción. El orden es totalmente aleatorio.


LA FLAGELACIÓN, Piero della Francesca, c. 1453

EL FRISO DE BEETHOVEN (fragmento), Gustav Klimt, 1902

EL GOLPE MAESTRO DEL LEÑADOR-DUENDE, Richard Dadd, 1855

GIMNASTAS SOVIÉTICOS, Dmitriy Zhilinskiy, 1964 - 65


NARCISO, Caravaggio, 1597 - 99

VISTIENDO A LA NOVIA, Max Ernst, 1940
MUERTE DE PROCRI, Piero di Cosimo, c. 1500 - 1505

DESNUDO MASCULINO SENTADO, Egon Schiele, 1910

EL ARTE, Fernand Khnopff, 1896
CAMINO DEL CALVARIO, Hieronymus van Aeken "El Bosco", 1515 - 16

EL BESO, Pablo Picasso, 1925

TRABAJADORAS TEXTILES, Alexandr Deineka, 1927

LOS EMBAJADORES, Hans Holbein, 1533

EL ARTISTA EN EL TALLER, Rembrandt van Rijn, c. 1629


EN LA ESTACIÓN DE SAINT LAZARE, EL FERROCARRIL, Edouard Manet, 1872 - 73

LA EXTRAÑA, Guennadi Ulibin
LA GRAN OLA DE KANAGAWA, Katsushika Hokusai, 1830 - 33

BODEGÓN CON CIDRAS, NARANJAS Y ROSA, Francisco de Zurbarán, 1633


LA ISLA DE LOS MUERTOS, Arnold Böcklin, 1880
LOS MÚSICOS HORRIBLES, James Ensor, 1891

PRESENTIMIENTO COMPLEJO, Kazimir Malevich, 1932


AGUA, Giuseppe Arcimboldo, 1566
VERTUMNO Y POMONA, Jacopo Pontormo, 1520 - 21
ESCENA DE COMBATE DE LA ÓPERA CÓMICO-FANTÁSTICA "EL NAVEGANTE", Paul Klee, 1923

ANASTASIS (San Salvador en Chora), 1315 - 1321
COCHE EN LAS CARRERAS, Edgar Degas, c. 1876 - 77

LA PRIMAVERA, Sandro Botticelli, 1482
EL PRENDIMIENTO DE CRISTO (Capilla de los Scrovegni), Giotto, c. 1304 - 06

LA EXPULSIÓN DE ADÁN Y EVA (Capilla Brancacci), Massaccio, 1424 - 28
GITANA CON NIÑO, Amedeo Modigliani, 1919
ALEGORÍA SACRA, Giovanni Bellini, 1490 - 1500

LOS ACANTILADOS DE RUGEN, Caspar David Friedrich, 1818

EL SUEÑO DE OSSIAN, Jean-Auguste-Dominique Ingres, 1813

LA VISITA, Paul Delvaux, 1939


LA PARÁBOLA DE LOS CIEGOS, Peter Brueghel, 1568

PIEDAD DE AVIGNON, Enguerrand Quarton (?), c. 1450
PONTIAC BLANCO CON UN TRONCO, John Salt, 1973

LA TEMPESTAD, Giorgione, c. 1500 - 05

DÍA GRIS, George Grosz, 1921

NATURALEZA MUERTA CON PASTEL DE MORAS, Willem Claesz Heda, 1631

LIEBRE, Albrecht Dürer, 1502
PERRO SEMIHUNDIDO, Francisco de Goya, 1819 - 23
RETRATO DE MI HERMANO MUERTO, Salvador Dalí, 1963
TA MATETE (EN EL MERCADO), Paul Gauguin, 1892
LAOCOONTE Y SUS HIJOS, Domenikos Theotokopoulos "El Greco", c. 1610
EL FULLERO CON EL AS DE DIAMANTES, Georges de La Tour, 1636 - 38

MONTES BAJO EL SOL, Jens Ferdinand Willumsen, 1902

LA CAMA, Henri de Toulouse-Lautrec, 1893


SACRIFICIO DE BEBÉ JAGUAR, 600 - 900 d.C.


SAN JERÓNIMO EN SU ESTUDIO, Antonello da Messina, 1475 - 76


viernes, 9 de agosto de 2013

UNA TEORÍA DEL ARTE CON LAGUNAS

¿Qué es el cine? ¿Qué es esto de escribir? ¿Cómo se entienden estas cosas del arte? ¿Qué función tienen? ¿Cómo se sabe si son buenas? ¿Son buenas también si están poseídas del veneno del mal? ¿Cuál es entonces su esencia? ¿La destrucción? ¿El abismo? ¿Las fronteras?

Quiero saber todo esto y mientras tanto, mudo, sigo escalando en horizontal. Me pregunto esto, una y otra vez, para qué sirve, este combate silencioso, esta esquizofrenia, este ego crecido. Escribo para mí, creo para mí, para mí ordeno. Las obras duermen tranquilamente en el silencio al que las he condenado. No quiero hacer de escribir un oficio, pero añoro - ¿añorar es la palabra exacta? - el romanticismo del oficio de escritor.  Prefiero pues ser diletante, aunque leyese el otro día en Jot Down que Hitler lo era. Saber de todo: y no saber de nada. No en vano me gano la vida ocasionalmente como profesor: hablo sobre cosas que desconozco. Sí, he leído libros. Sí, me sé la historia de memoria, ¿y qué? ¿Me he enfrentado a monstruos, a los auténticos? ¿He respirado pura y aniquiladora libertad? Si ha sido así lo ha sido siempre fuera de las aulas, por supuesto, fuera de los corsés del trabajo remunerado, y al mismo tiempo, no demasiado. Siempre he añadido bastante, por no decir mucho, de imaginación a la vida. Para soportarla, para mejorarla, quién sabe.

Sólo sé que el cine, y esto de escribir, y eso otro que puede llamarse el Arte, a lo grande y con mayúsculas, con todas sus acepciones, con todos sus objetos, con el nutrido cosmos de relaciones que se entretejen entre ellos, con las dispares y alucinantes intensidades que emiten, es lo que me da sentido, me da fuerza, me da coraje. El Arte es por fuerza acumulativo, y yo lo necesito tanto como una droga para poder multiplicar mi vida. Me permite vivir, sin pensar que vivo. Me "consuela". Sí, le doy una finalidad consolatoria al Arte, masturbatoria si se quiere, aunque esto no signifique, ni mucho menos, que considere el Arte como fuente exclusiva de bondades. El Arte es venenoso. Debe serlo. Para mí el arte lúcido, el arte despiadado, el arte que se lleva consigo tiras de piel, y vísceras y litros de sangre, es el único posible. El cine y la literatura en los que se pone en juego algo, en los que se arriesga, en los que se desea ascender demasiado alto, de forma imprundente y desinteresada, en los que se pretende dejar un trazo para las generaciones futuras, una advertencia, o una señal de que "hemos pasado por aquí":  esos son los artes que me estimulan, en los que creo, y ante los que me inmolo.

sábado, 13 de abril de 2013

SIGO BUSCANDO A LA MAGA

Ni las estaciones queman palomas en mis ideas
A. Pizarnik
 
Qué dulcemente pasan los días cuando las horas tardan en llegar. Cuando los abatimientos han sido abatidos. Cuando mis señales de humo no han sido contestadas. En las tardes de calor los turistas juegan a fútbol en la plaza otrora llamada del 15M. Otros rebuscan en la basura, y treintañeros zombis, treintañeros slackers, deambulan por las aceras, extasiados por el calor y los edificios tras pasar demasiado tiempo paseando de arriba abajo por los pasillos de la biblioteca como si lo hiciesen por los de casa con batín y pantuflas. Y yo, entre ellos, busco todavía a la Maga. ¿Dónde ha ido a parar, digo yo, ese deseo de rastrear en la ciudad-laberinto siempre pistas nuevas? ¿Dónde ha quedado esa voluntad no corregida de jugar a cadáveres exquisitos, de redactar manifiestos de grupos artísticos inexistentes con el tono dogmático y esnob pertinente, de poner por escrito como quien redacta un informe aquellos sueños en los que se soñaba con palabras? ¿Dónde el deseo de abocarse a la realidad como si tras su alfombra multicolor de sensaciones latiese algo dorado y abrasador? ¿Dónde la voz en off de Sans Soleil, los insomnios y el pensar audiovisualmente? ¿Dónde, dónde, dónde? Todas esas pistas se han perdido como carreteras borradas tras una tormenta de arena en el desierto. Todas esas cosas han caído o se han perdido, al igual que mi melena. 

¿Podría jugar todavía a ser un peter pan que habla de política en cafeterías, entre libros de adorno, alhambras e instagrams? ¿Podría, podría, podría? ¡No estoy tan desesperado! La realidad es una jaula de amores, amarres, sobreprotecciones, placideces que invitan a engordar y a dejarse mecer. Me he acostumbrado a jugar a mayores, con corbata y con chaqueta. Puaj, qué asco...Lo que antes era Rayuela, con su demorarse dando nombres inútiles a plazas y calles (unas veces Pernambuco, otras Verona, las más veces París), hoy es novelón ruso de tapas duras. Había maestros ya, eso sí. Algunas y algunos los escuchaban. Otros, extasiados de nosotros mismos, encantados de conocernos, pensábamos que nos bastábamos y nos sobrábamos. Tras músculos, tendones y huesos se abría, se desplegaba mejor dicho, el Icono Bizantino. ¡Para qué más! Impermeables a los consejos, impermeables a los sermones, impermeables a todo, excepto a un grano en plena cara, que podía desarmarnos de un plumazo. Ah, pero locos y crueles a un mismo tiempo. Indiferentes. Plenamente indiferentes.

¡Qué nuevas religiones nos traen los nuevos tiempos! Sigue habiendo sacerdotes y maestros, con la diferencia de que ahora hablan de autocrecimiento. De competencia en comunicación. De compromiso. Hay todavía muchos que se conocen de memoria las entradas de sus diccionarios personales, y de oca en oca van de un concepto a otro, sin mojarse nunca, pobres ellos, en ningún charco de sangre. Ni siquiera en uno oscuro de abatimiento. A mi alrededor han claudicado o han huido, se han casado, han emigrado y han tenido hijos, o simplemente han cambiado de piso. En fin, yo también me he convertido en doctor. Y pontifico. Sí, yo también me he malbaratado, o cuanto menos, me malbaraté durante un tiempo: me enamoré, trabajé, hablé, hice planes, di sermones, me sentí importante, noté en las mejillas cada vez más redondas la brisa cálida de la comodidad, y deseé también yo el susurro narcotizante de las cercanías del mundo adulto. ¡Me quedé, a pesar mío, en los barrios aledaños! ¡No alcancé, gracias a mí, ni siquiera el corazón! Pero consentí mentiras, perdí fantasías, y ni siquiera escribí. Dejé de soñar, de hablar y de pensar en Amin Soror, y en sus decálogos y en sus salidas de tono. La Maga se evaporó. Hasta que llegó un día un viento frío, un viento total cargado de muchos otros vientos,  un viento que traía consigo las palabras muerte y definitivo, un viento que barrió los conceptos y asideros sobre los que mi vida cual palafito se había erigido, los amarres, las verdades asumidas, los autocrontroles y las delicias, un viento que era más bien una ventisca. Barrió todo y dejó a su paso tan solo un vacío que no estaba ni siquiera vacío, sino que más bien invitaba, como la entrada a un concierto dejada por una mano amiga en la mesita de noche, o como una pistola cargada debajo de la almohada, al vacío total e impensable. Vi. Comprendí. Quizá ni vi ni comprendí, solo me di cuenta de que allí, desnudo, volvía a ser el hijo sin hijos que todavía soy y que antes era, ahora más calvo y más viejo, pero no más experto.

Quizá la Maga también era yo.

sábado, 6 de abril de 2013

EL NOI DE MONTCADA (1928 - 2013)

  





Miguel Poblet (Montcada i Reixach 18.03.1928 -  Barcelona 06.04.2013)

Palmarés:  2 Milano - Sanremo (1957 - 1959), 2 Volta a Catalunya (1952, 1960), 1 Midi Libre (1955), 26 etapas en grandes vueltas (20 etapas Giro d'Italia, 3 Tour de France, 3 Vuelta a España), 3 Campeonato de España de montana (1947, 1948,  1949), 1 Milano - Torino (1957). 2º en la Paris - Roubaix de 1958.