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viernes, 2 de noviembre de 2012

MIS CINEASTAS FAVORITOS

El cine ha jugado siempre un papel muy importante en mi vida, así que me apatecía escribir hoy sobre aquellos cineastas que más me han atraido, aquellos que en definitiva han cambiado mi forma de ver el mundo y la vida. Soy de la opinión que un director de cine, como todo artista, debe provocar y desconcertar, debe trasgredir y escandalizar, debe tener una visión del mundo y un estilo propio, debe ser audaz e imaginativo, debe buscar la belleza hasta en lo sórdido y debe comunicarse con el espectador, debe animar a la reflexión y, al mismo tiempo, poseer sentido del humor y ejercitar la ironía. Por otro lado, soy consciente de que los gustos personales vienen condicionados también por el azar. Mis directores predilectos son los siguientes:

Federico Fellini (Rimini,  20.01.1920 - Roma, 30.10.1993). Siempre he pensado que el cine de Fellini tiene el mismo poder catártico que una falla popular: en este sentido, sus películas son grandes armatostes plagados de monigotes patéticos y tiernos, construcciones a todas luces ficticias, cuyo objetivo es poner entre interrogantes el mundo "auténtico" y plantear otro alternativo en el que tengan cabida sueños, pesadillas, recuerdos, epifanías y también lo que tiene de fúnebre y ridículo la vida.  El fuego purifica la vida, al igual que el visionado de una película de Fellini disipa los fantasmas reales mediante la caricatura y la catársis. La caricatura, como bien entendieron antes de Fellini Brueghel o El Bosco, es la mejor herramienta para alterar el perfil de la vida, para plantear una alternativa a la misma, sin perderla por otro lado nunca de vista. Destaco de él su búsqueda constante de la "complicidad" del espectador, su vitalismo pagano, no exento de melancolía, sus trampantojos barrocos y su sentido pictórico del arte cinematográfico. Sin duda, es mi director de cine preferido, aquel que me ha acompañado hasta el día de hoy, desde que con diecisiete años viese Otto e mezzo. 


 Casanova, Satyricon, Toby Dammit, Otto e mezzo, Roma, Amarcord, E la nave va, Lo sceicco bianco, La dolce vita, Prova d'orchestra...quizá las películas que menos me gusten sean La Strada y Ginger e Fred.

Luis Buñuel (Calanda, 22.02.1900 - Ciudad de México, 29.07.1983). El aragonés me atrae por su concepción del mundo, plagada de brillantes contradicciones, antes que por sus películas, algunas de ellas llenas de aristas e imperfecciones (hecho este último que lo convierte en un director más humano y honesto que muchos otros). Admiro el espíritu de provocación que habita en Buñuel, su concepción escéptica de la vida, su gusto por el reverso de las cosas, sus ramalazos románticos, su sabio y comedido fanatismo, su sutil ironía, su desencanto, su forma austera, lacónica, casi tosca, de expresar todo pensamiento... Lo admiro antes como “artista total” que como cineasta, como hombre de la cultura que como hombre del cine. Recuerdo la primera vez que vi su cine: tenía quince años, y echaban Belle de jour en la televisión. Se fue la luz, pero no pude apartarme del televisor hasta que volvió. Aprendí mucho viendo su cine; más que en la escuela. 


Un chien andalou, Le discret charme de la bourgeoisie, Belle du jour, El ángel exterminador, Él, L'âge d'or, Las Hurdes, Viridiana, Tristana, La vida criminal de Archibaldo de la Cruz...


Stanley Kubrick (New York, 26.07.1928 - Harpenden, 07.03.1999). La genialidad del newyorquino no reside tanto en su legendaria meticulosidad, tan cacareada por los medios de comuncación, como en su innata capacidad para crear imágenes poderosas, clásicas en un sentido artístico del término, y en su visión escéptica y desapasionada del mundo. Sus películas funcionan como perfectos mecanismos que presentan un mundo desprovisto de espiritualidad, donde los personajes no muestran una compleja psicología o una profunda carga sentimental, sino todo lo contrario. La espiritualidad en los personajes de Kubrick no es más que la prolongación de un interés particular, ligado a la idea de dominación y poder. Desaparece la frontera entre lo bueno y lo malo, entre el héroe y el villano, línea que en la época del cine clásico estaba sobradamente marcada. Sus películas son bellísimas representaciones a todo color del mundo árido y sin esperanza que describió Hobbes en su Leviatán. Admiro(?), por otro lado, su capacidad para apropiarse de argumentos de libros ajenos, hasta convertirlos en materiales de su mundo personal.  

 2001, a space odyssey, A clockwork orange, The shinning, Dr.Strangelove,Barry Lyndon...me decepcionó bastante Eyes wide shut, principalmente por Tom Cruise. 

Pier Paolo Pasolini (Bologna, 05.03.1922 - Ostia, 02.10.1975). Pasolini es mucho más que un cineasta, fue un hombre de cine y de letras, un animal político y un artista en constante búsqueda de su medio de expresión, un esteta y un provocador profesional, un platónico en un mundo positivista que no estaba dispuesto a oír su voz admonitoria, cargada de virulenta racionalidad. Lo admiro mucho más allá de su faceta cinematográfica, y lo considero un punto de referencia por la forma con la que se lanzó a la cultura, al arte y a la creación, sin paracaídas alguno, tan solo con la seguridad de su verborrea, su dulce fanatismo y sus ganas de llevar la contraria. Encarnó la figura del artista que decide consagrarse al fin supremo, pero condenado al fracaso, de hacer un arte popular y complejo. Adoro su amateurismo cinematográfico, el aparente hieratismo de sus películas, su montaje seco, propio de alguien que empieza a jugar con un nuevo lenguaje, y su curiosidad nunca satisfecha por explorar el mundo a través de los rostros. No solo lo considero un gran cineasta y un gran poeta y escritor, sino el intelectual italiano del siglo XX, y uno de los grandes intelectuales europeos del pasado siglo.


Salò, Teorema, la trilogia "della vita", Accatone, Medea, Edipo re, Mamma Roma, sus documentales sobre Sabaudia y Sanaa...


Michelangelo Antonioni (Ferrara, 29.09.1912 - Roma, 30.07.2007). El ferrarense es uno de los grandes estetas del cine, uno de los pocos con una habilidad innata para encuadrar rostros y objetos, y para extraer de la realidad fotográfica las líneas, las superficies, los colores y las luces propios de una composición abstracta. Antonioni es el clasicismo cinematográfico, el auténtico: sus obras serían dignas de exponerse en un museo para gozar de su simple contemplación. No pienso que sea el cineasta de la incomunicación, o el cineasta del hastío, o no solamente eso: antes bien, fue el primero, con sus tiempos muertos, con sus conscientes vacíos, en explorar, en todas sus vastas posibilidades, el simple discurrir del tiempo.  Puede que su cine aplanase a los individuos, reduciéndolos a parte del cuadro, pero para mí es el indiscutible padre de la modernidad cinematográfica.  

 Blow up, L'eclisse, Professione:reporter, L'avventura, Il Deserto Rosso, La notte, Zabriskie Point...


Hasta aquí he nombrado tan solo a cineastas fallecidos. Me he dejado a algunos como Fritz Lang, Luis García Berlanga, Luchino Visconti, John Cassavetes, Iván Zulueta, Eric Rohmer, Chris Marker o Andrei Tarkovsky. Entre los vivos, destacaría a Werner Herzog, Nanni Moretti, Michael Haneke, Alain Resnais, Víctor Erice y Bernardo Bertolucci, y entre los más recientes, a Nuri Bilge Ceylan, Michel Gondry, Wes Anderson, Christophe Honoré y Fatih Akin, u otros de los que no he visto todavía muchas películas, como Park Chan-Wook, Apichatpong Weerasethakul o Giorgos Lanthimos. Con estos directores "relativamente más jóvenes" tengo más dudas y más "peros", pero sus películas, de una u otra forma, acaban gustándome, pues son las películas de mi generación. 

Michel Gondry (Versailles, 08.05.1963) es un auténtico mago de la imagen, un creador fantasioso que poco a poco se ha ido construyendo un mundo de imágenes propio, aunque para mi gusto quizá le falte un poco de contenido a todo ese mundo, que puede pecar de superficial. Películas suyas como Eternal sunshine of the spotless mind y La ciencia del sueño son comedias románticas que superan con creces los límites del género, y despliegan un exuberante y surrealista mundo visual. La ciencia del sueño y Be kind, rewind parecen remitir a cierta filosofía del reciclaje y del "hazlo tú mismo", y  todavía no sé si con ello daba voz a una visión personal o a una actitud muy de moda a finales de la década de los dosmildieces. Formalmente es un director único, original, intuitivo y artesanal, creador de subyugadores torrentes de imágenes, al que quizá le falte un discurso propio más allá de su innegable virtuosismo técnico.

Eternal Sunshine of the Spotless Mind, La science des rêves, Human Nature...
Fatih Akin (Hamburg, 25.08.1973) es un cineasta versátil, que ha tocado bastantes palos sin salirse de un estilo tendente a la crudeza visual y a las problemáticas sociales. De este cineasta turco-alemán sin duda aprecio su voluntad de realizar un cine para el gran público sin dejar de lado la complejidad; su cine es una especie de encuentro alumbrador entre Fassbinder y el mejor Scorsese, aunque sin el barroquismo visual de ambos directores. Sus películas son como exorcismos, y manifiestan las tensiones existentes entre la modernidad y la tradición. Gegen die Wand, Auf der anderen Seite y Soul Kitchen las he visto en momentos muy significativos de mi vida. De este grupo de "cineastas vivos y relativamente jóvenes" es el que más me atrae, al que considero más humano y cercano, menos interesado por asombrar y sí en cambio por emocionar y en crear películas imperfectas, honestas y vitales.

Gegend die Wand, Soul Kitchen, Auf der anderen Seite, Crossing the bridge: the sounds of Istanbul...
Christophe Honoré (Carhaix, 10.04.1970) se encuentra en la mejor tradición de la nouvelle vague. Las películas que ha realizado hasta el momento son obras elegantes, visualmente logradas, originales aunque un poco demasiado "francesas", en el sentido de que dialogan con la mejor tradición del cine francés (Truffaut, Demy, el Godard de los 60), soportando todo su abrumador peso Ma mère, Dans Paris y Les chansons d'amour son películas frescas y originales sobre la perversión, la depresión y el amor/pérdida respectivamente. Sus películas son propuestas muy maduras, y muy modernas también, sobre la diferencia: una adaptación del espíritu nouvellevaguista y vodevilseco del cine francés a las variadas y confusas formas de convivencia propias del siglo XXI. La belle personne, su última película estrenada en España, es quizá más convencional, pero no por ello deja de ser una película interesante.

Dans Paris, Les Chansons d'amour, Ma mère, La belle personne...

Nuri Bilge Ceylan (Istanbul, 26.01.1959) por edad ya no entraría dentro de una categoría de cineasta joven, pero lo es en cuanto que ha alcanzado notoriedad en este siglo. Fotógrafo antes que director, es capaz de crear imágenes e historias que emulan e incluso llegan a superar a las de Antonioni, pero que también remiten vagamente, con sus silencios, a Ozu y Tarkovsky. Su cine no se aleja mucho de otras propuestas actuales del cine europeo y de Próximo Oriente, tan tendente a una austeridad convertida en recurrente parámetro sine qua non de la modernidad; pero no todos se acercan a su dureza, elegancia y brillantez formal.

Uzak, Los climas, Tres monos...
Wes Anderson (Houston, 01.05.1969) es un director que también posee un nutrido mundo visual, reconocible y propio, muy atrayente aunque fundamentado básicamente en la nostalgia. Para mi gusto, destacaría aquellas propuestas en las que ha dado más peso a la situación y a los personajes, como es el caso de The Darjeeling Limited. Con su sutil ironía, ha creado personajes extremos e inolvidables como Max Fisher o Steve Zissou. Pero en sus últimas películas, la sucesión de peripecias y los finales felices demasiado forzados restan algo de madurez a sus películas. Aunque disfrute mucho con su cine, es un cineasta con el que no logro conectar del todo: su universo personal es a veces demasiado decorativo, demasiado conscientemente melancólico, y con pocas perspectivas de evolucionar. 

The Darjeeling Limited, The Royal Tebembaums, The Life Aquatic, Fantastic Mr.Fox, Rushmore Academy...

viernes, 27 de enero de 2012

ATROPELLADO

Después de semanas escuchando tan sólo en conversaciones de bar y de trabajo los nombres de Camps, Barberá, Garzón y Merkel, sentí un poco de alivio ayer al escuchar a alguien acordándose de Angelopoulos, aunque fuese por el motivo tan triste de su muerte. Fue un enorme consuelo darme cuenta de que todavía hay gente que sigue colocando a la cultura por encima de ese armario mal ventilado, que siempre acaba oliendo a podrido, que es el poder.


Su muerte no ha podido ser más demostrativa del estado de cosas al que hemos llegado: un policía fuera de servicio atropella con su motocicleta a un anciano de 77 años que cruzaba por un túnel no apto para peatones. La ambulancia tarda en llegar, y el anciano muere en el hospital. Pero el anciano atropellado resulta ser Angelopoulos, quizá el máximo exponente cultural de Grecia en la actualidad.

He de reconocer que no soy muy fan de Angelopoulos, nunca lo he sido. Su cine exigía cierta paciencia que, si bien he tenido con otros cineastas, en su caso particular no ha sido así. Aun así, reconozco que ha sido uno de  los viejos dinosaurios del cine moderno; uno de los que  seguía contra viento y marea con su estilo pausado,  poético y connotativo, sin atender a ningún tipo de chantaje comercial o ideológico.

Cuando escribí el post acerca de los planos-secuencia, intenté encontrar, sin éxito, algún vídeo colgado en internet de alguno de sus largos y portentosos planos-secuencia. De hecho, se le reconoce como uno de los grandes "compositores" de los planos-secuencia, junto con Andrei Tarkovsky o Bela Tarr. Recuerdo cómo me cautivaron los planos-secuencia, no siempre agradables, de El apicultor. 

 

Por otro lado, recuerdo su aparición en la película de Alberto Morais Un lugar en el cine, en la que el realizador griego disertaba, junto con Víctor Erice, sobre la posibilidad de un cine alternativo, de resitencia, en nuestro presente. La película daba vueltas en torno a la figura de Pasolini, y Morais creaba un tridente mediterráneo de cine de resistencia: Erice-Pasolini-Angelopoulos. Solo hubiese faltado Oliveira, y ya hubiesen estado todos los PIGS representados, según la visión anglosajona euroescéptica claro está.


Angelopoulos repetía una y otra vez tanto su voluntad de hacer un cine "de guerrilla", como su apego a la cultura mediterránea - en un sentido no comercializable del término. Erice y Angelopoulos reinvindicaban en esa peliculita documental (una pequeña joya), un cine pegado a lo real. Y los dos, uno en Atenas el otro en Hoyuelos (pueblo donde se rodó El espíritu de la colmena), se mostraban bastante pesimistas al respecto; los dos coincidían en que una forma de vivir y de ver el cine había muerto, y que la forma de hacer cine que ellos habían conocido y disfrutado no tendría relevo.

Para Angelopoulos y muchos de su generación, el cine no sólo fue un medio artístico, ni exclusivamente un medio para comprender la realidad, fue algo más: un espacio de sociabilización. Ir al cine era un acto casi litúrgico. El cine era un espacio que había asumido las mismas funciones que tenían las iglesias hasta el siglo XIX: un lugar en el que saludarse, un lugar en el que conocerse, un lugar en el que seducir o dejarse seducir, un lugar en el que enamorarse, un lugar en el que se reunía y se reconocía la comunidad. Seguramente todo eso se ha perdido; hoy ir al cine sólo es una actividad de ocio de fin de semana más (que va unida a la ingestión constante de palomitas), o una actividad de intelectual, muchas veces solitaria, en sesiones a deshoras y en cines vacíos. Aunque desgraciadamente me indentifico más con esta segunda opción, añoro muchísimas veces los cines de verano al aire libre de la infancia, en los que tan importante era ver la película como disfrutar del ambiente y de la compañía.


Aunque se haya perdido esa dimensión social del cine, como medio y como espacio, que tuvo en un momento histórico determinado, esperamos que el medio audiovisual - llámese cine o llámese X -, siga dando obras emocionantes, poéticas, que se cimenten en la vida y que, a su manera, la trasciendan, como las que hizo el realizador griego.