martes, 1 de abril de 2014

MIRONES

Me dispongo a continuación a publicar (y ampliar) una serie de artículos que escribí en la página Alguna idea? sobre fotogramas de cine. Esta fue la primera entrega: "Mirones".

El cine es un arte de la mirada.  No exclusivamente, claro está, pues también se compone de sonidos, diálogos y música. No solo es un arte que nos acaricia la córnea: también los oídos, y la cabeza, y el corazón.  Es sin duda el conjunto lo que nos aturde o nos embelesa. Pero principalmente es un arte de la mirada. ¿Qué otro arte nos permite entrar de lleno en otras vidas, entrar casi de hurtadillas para observar, desde una habitación oscura, limitándonos a ver, oír y callar (esto último solo algunos)? ¿Qué arte parece construido para la mirada del voyeur obsesivo, que se deleita en el placer de ver sin ser visto, sino el cine?

Blow up (Michelangelo Antonioni, 1965)

Satántangó (Béla Tarr, 1994)

No amarás (Krzysztof Kieskowski, 1988)

Belle du jour (Luis Buñuel, 1965)

Bianca (Nanni Moretti, 1984)


Besos robados (François Truffaut, 1968)

Buenos días, noche (Marco Bellocchio, 2003)
Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)

La ventana indiscreta (Alfred Hichcock, 1954)

Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)

El quimérico inquilino (Roman Polanski, 1976)
La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006)

Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958)

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