viernes, 12 de octubre de 2012

REESCRIBIENDO LA HISTORIA

Después de las entradas relativas a "los diez mejores ciclistas de la historia", y una vez salido a la luz el esperado informe de la USADA sobre Lance Armstrong, uno llega a la conclusión de que en el ciclismo, si se mira hacia atrás, solo se encuentra mierda. No hay santos ni héroes. Cierto que las acusaciones a Armstrong son contundentes, que era cuestión de tiempo que también él (el líder indiscutible de su época en el Tour de Francia) cayera, habiendo caído antes rivales como Ullrich, Basso, Beloki, Mayo o Vinokurov, pero querer concentrar toda la "mierda" en un solo periodo es un claro error. Querer pensar que solo ha habido "desviaciones" entre 1998 y 2010, y que antes no pasó nada y ahora está todo resuelto, es un gran error: echando la vista atrás lo hemos comprobado. Quizá con un poco menos de tecnología, quizá de una manera más cutre o menos programada, pero el doping ha existido siempre, por desgracia. Y, por otro lado, tampoco creo que sea un problema exclusivo del ciclismo, del atletismo o del esquí (los únicos deportes en los que realmente se persigue, o se intentan más o menos perseguir, el dopaje). Si no, habría que recordar esas tristes imágenes de futbolistas que se desploman en el terreno de juego, falleciendo algunos en el acto: ah, no, perdonand, en esos casos solo hablamos de arrítimias y fallos congénitos, se me olvidaba...

Es larga la lista de corredores que han dado positivo alguna vez, o se han visto implicados en procesos de dopaje, o que simplemente se han saltado algún control antidopaje. A continuación, una lista no exhaustiva.

1. Corredores que han dado positivo:

Victor Van Schil, Jean Stablinski, Gianni Motta, Felice Gimondi, Franco Balmamion, Raymond Delisle, Eddy Merckx, Joaquim Agostinho, Gerben Karstens, Jaime Huélamo, Yves Hézard, Joop Zoetemelk, Ronald De Witte, Herman Van Springel, Luis Ocaña, Michel Pollentier, Freddy Maertens, Giovanni Battaglin, Jean-Luc Vandenbroucke, Johan van der Velde, Dietrich Thurau, Ángel Arroyo, Alberto Fernández, Vicente Belda, Pedro Muñoz, Kim Andersen, Adri van der Poel, Laurent Fignon, Sean Yates, Sean Kelly, Pedro Delgado, Gert Jan Theunisse, Djamolidin Abdujaparov, Alberto Volpi,  Francesco Casagrande, Marco Pantani, Stefano Garzelli, Gilberto Simoni, Dario Frigo, Roberto Heras, Oskar Camenzind, Igor Astarloa, Iban Mayo, Aitor González, Alexandre Vinokurov, Andrei Kashechkin, Emmanuelle Sella, Danilo Di Luca, Manuel Beltrán, Raimondas Rumsas, Igor González de Galdeano, Leonardo Piepoli, Ricardo Riccò, Stefan Schumacher, Bernhard Kohl, Floyd Landis, Tyler Hamilton, Davide Rebellin, Ezequiel Mosquera, Pietro Caucchioli, Mikel Astarloza, Alberto Contador, Alexandr Kolobnev, Fränk Schleck.  


2. Corredores que se saltaron controles antidopaje:

Jacques Anquetil, Rudi Altig, Raymond Poulidor, Italo Zilioli, Gianni Motta, Michael Rasmussen, Yoan Offredo.


3. Corredores que murieron en edad joven por paros cardíacos:

Knud Enemark Jensen (muerto en los J.J.O.O. de Roma 1960 con 23 años), Tom Simpson (muerto en el Tour de Francia con 29 años) , Jean-Claude Lebaube (39 años), Vicente López Carril (37 años),  Marc Demeyer (31 años), Bert Oosterbosch (32 años), Johannes Draaijer (26 años), Geert Van de Walle (23 años), Connie Meijer (25 años), Paul Haghedooren (38 años), Joachim Halupczock (26 años), Michel Zanoli (35 años), Denis Zanette (32 años), Fabrice Salanson (23 años), Bruno Neves (26 años), Valentino Fois (34 años), Alessio Galletti (36 años), Marco Pantani (34 años), José María Jiménez (32 años), Frank Vandenbroucke (34 años), Frederiek Nolf (22 años).

4. Corredores implicados en escándalos de dopaje 

Alex Zülle, Richard Virenque, Laurent Brochard, Frank Vandenbroucke, Johan Museeuw, Jo Planckaert, Alejandro Valverde, Jan Ullrich, Óscar Sevilla, Michele Scarponi, Ivan Basso, Francisco Mancebo, Danilo Di Luca, Alessandro Ballan, Jeannie Longo - Ciprelli, Lance Armstrong


5. Corredores tratados por médicos "sospechosos" (Michel Debackere, Bernard Sainz, Francesco Conconi, Michele Ferrari, Luigi Cecchini, Sabino Padilla, Eufemiano Fuentes, etc.): 

Eddy Merckx, Freddy Maertens, Michel Pollentier, Bernard Thevenet, Lucien Van Impe, Bernard Hinault, Laurent Fignon, Francesco Moser, Guido Bontempi, Maurizio Fondriest, Stephen Roche, Gianni Bugno, Claudio Chiappucci, Rolf Sorensen, Tony Rominger, Mario Cipollini, Miguel Indurain, Evgueni Berzin, Piotr Ugrumov, Moreno Argentin, Giorgio Furlan, Ivan Gotti, Laurent Jalabert, Johan Bruyneel, Alex Zülle, Frank Vandenbroucke, Ángel Casero, Roberto Heras, Michele Bartoli, Paolo Bettini, Damiano Cunego, Fabian Cancellara.


6. Corredores que han confesado el uso de sustancias dopantes

Jacques Anquetil, Bernard Thevenet, Joop Zoetemelk, Freddy Maertens, Dietrich Thurau, Francesco Moser, Steven Rooks, Peter Winnen, Jesper Skibby, Claudio Chiappucci,  Bjarne Riis, Bo Hamburger, Christophe Moreau, Frankie Andreu, Jesús Manzano, Filippo Simeoni, Erik Zabel, Rolf Aldag, Udo Bölts, David Millar, Tyler Hamilton, Floyd Landis, George Hincapie.

La lista es larga, demasiado larga. Afecta a todas las épocas. Algunos corredores, como Merckx, Andersen, Pollentier, Thurau, Agostinho, Kelly o Zoetemelk, si se siguiesen los procedimientos legales actuales, habrían llegado a ser sancionados de por vida. Algunos ciclistas estaban inmersos en duros litigios con sus federaciones deportivas, como Anquetil e Hinault, pero no tenían problemas, especialmente el segundo, para campar a sus anchas en el Tour de Francia. En los países del Este, en la R.D.A., los ciclistas del Estado tomaban las pastillitas azules de oral turinabol, y quizá ya experimentaban con la EPO, mientras que en "occidente", corredores como Eric De Vlaeminck, Johan van der Velde o Michel Pollentier, terminaron sus carreras con graves problemas de adicción a las anfetaminas. Y otros quedaron por el camino demasiado jóvenes. En otras épocas, curiosamente, el doping parecía tan adelantado a los controles que apenas había casos: de 1991 a 1998, por ejemplo, aquella época magnífica de Mapeis, Onces, Gewiss y Banestos, en la que corredores ya entraditos en años, tipo Rominger, Ugrumov o Riis, se convertían en fueras de serie, o gregarios del montón en auténticos escaladores (Unzaga, Mauleón, Leanizbarrutia, Díaz Zabala o el mismo Riis), o incluso los sprinters se convertían en escaladores y contrarrelojistas (Jalabert).En resumen, la época mágica del "gordo", de la que derivan los Celaya, del Amo y Bruyneel.

Está muy bien que caiga Armstrong, que se ventile esa época, y que principalmente se demuestre el cinismo de alguien que, amparado en la lucha contra el cáncer, y con la presunción de convertirse en un héroe de la misma, no buscaba otra cosa que la satisfacción de su ambición personal, costase lo que costase. Su reinado apestaba: en él no hubo casos de doping, curiosamente, hubo que esperar a su retirada para que la podredumbre comenzase a aflorar: ya se sabe, operaciones puerto y demás. Pero, por otro lado, eso no debe servir ni para exonerar a otras épocas (aquello de que "el doping empieza con la EPO en 1990"), ni para dirigir la mirada exclusivamente hacia atrás, desatendiendo las posibles trampas y fraudes del presente. Todavía se dan casos flagrantes y bien visibles de corredores que "mejoran su rendimiento" al acceder a ciertos equipos "con más presupuesto". 


El instrumento del dopaje en el este, y el rostro del dopaje en el oeste. Caído el muro, mucho se hablado del dopaje de Estado en el este para camuflar el dopaje "mafioso" del oeste. Lo que bien es cierto es que nadie tiene la exclusividad: en esto están todos pringados. 

Lo que quizá todos esperamos y no se lleva nunca a cabo es lo que a todas luces parecería indispensable para atajar el doping de raíz, a saber, que las sanciones se apliquen no solo al corredor que da positivo (que es culpable, por supuesto), sino también al director y al médico del equipo. Lo peor del podrido "mundillo" ciclista, es que está en manos de aquellos que vivieron el doping en sus propias carnes, en los ochenta y en los noventa, ya sea actualmente en forma de directores deportivos (Bruyneel, Riis, Andersen, Madiot, Bernaudeau etc.), ya sea en forma de seleccionadores (Jalabert, Bettini), ya sea en forma de periodistas (González Linares, Delgado, Cassani, Kelly, etc.). De éstos, principalmente sobran los primeros, pues la realidad muestra, una y otra vez, que el ciclista no actúa de forma individual e insubordinada, sino que sigue un plan: un plan trazado por médicos deportivos del equipo o ajenos (figuras fantasmales como Ferrari), y  que los directores deportivos se encargan de poner en marcha. En España se habla de crisis del ciclismo, pero afortudamente, engendros como Manolo Sáiz, Álvaro Pino, Juan Fernández o Vicente Belda han desaparecido de los pelotones. Que no vuelvan. 

Por otro lado, la investigación sobre Armstrong afecta a la U.C.I., en cuanto que muestra una connivencia de ésta con las prácticas dopantes de ciertos equipos: una muestra de que "siempre ha habido clases", también en el ciclismo. Este tipo de descubrimientos abre paso a todo tipo de elucubraciones: ¿algunos equipos gozan de "carta blanca"? La cuestión asusta. 

Así pues, acaba la temporada ciclista con ese regusto agridulce al que ya nos tienen muy acostumbrado el consabido "mundillo". Llego a cuestionarme la naturaleza de mis gustos. Ya somos muchos los aficionados al ciclismo algo esquizofrénicos, que nos debatimos entre el amor y el rechazo, la ilusión y la decepción, la confianza y la sospecha. El doping asemeja algo demasiado arraigado, algo a lo que recurrir con una normalidad espantosa, como si se tratase simplemente de alargar la mano hacia el bidón de agua: aunque lo peor es que junto con el doping viene también la mentira, la manipulación, la hipocresía, e incluso la coacción, como se ha demostrado en el caso de Armstrong. Al pobre Jesús Manzano lo tomaron por loco o por idiota, a Frankie Andreu por un resentido, y por desgracia, cuánta razón llevaban al hablar.

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