domingo, 9 de diciembre de 2012

ACTRICES Y ACTORES

Escoger los intérpretes que considero mejores, o simplemente aquellos que más me gustan, no es tarea fácil. Es difícil encontrar un actor con una carrera plagada solo de obras maestras. En la carrera de todo actor y atriz suelen alternarse más bien éxitos y fracasos, papeles buenos y mediocres. Podría decirse que, antes que actores o actrices, preferimos ciertos personajes, pues el intérprete en última instancia está hecho de una materia difusa, inaprensible, que se difumina y pierde en sus personajes. Es el tópico de que el actor no es nadie fuera del plató o del escenario: tras los personajes, tras la mascarada, no hay personalidad, o una aparente e incomprensible normalidad. En definitiva, se podría decir que el actor no es más que un cuerpo hueco que da cabida a una serie de emociones; pero hay que tener en cuenta que, la mayor parte de las veces, estas emociones se van acumulando, unas sobre otras, y van pasando, acompañando al actor o actriz, de una película a otra, como una especie de lastre y, en algunos casos afortunados, como una suerte de enriquecimiento progresivo.

Los actores están sujetos a elecciones de papeles no siempre afortunadas. El buen intérprete es capaz de crear su mejor personaje tras haber realizado anteriormente una serie de películas nefastas. En muchas ocasiones, ya sea por pereza o simplemente por designios comerciales, el actor puede quedarse encasillado en una serie de personajes idénticos o muy parecidos. En ellos puede ejecutar una actuación monocorde, de tono medio, abocetada. Sin riesgos. Hay que ponerse en su pellejo y comprender esa "pereza": no todo cuerpo y toda mente están preparadas para servir de cauce a un sin fin de personalidades variadas, de forma que hay que comprender el esfuerzo enorme que supone dar vida a una vida diferente a la propia. Si pensamos en el trabajo árduo y sobrehumano que supone trascender la propia personalidad, con sus gestos y tics, para dar paso y vida a otra nueva, entonces resulta comprensible, e incluso sana, la comodidad del "encasillamiento": el actor y la actriz tienden a representar papeles en los que se sienten a gusto, que no les suponen un salto al vacío. Y los mejores actores son aquellos que son capaces, en ciertos momentos puntuales, de dar ese salto.

Suelo desconfiar de los actores cinematográficos "del método": aquellos que se consideran "autores" de sus personajes, y que siguen una serie de técnicas, a veces de dudosa relevancia, para interiorizar y comprender al personaje. La mayor parte de las veces, en ese afán "creativo" el actor acaba dando forma a un personaje que ni es él mismo, ni tampoco el personaje que sobre el papel debe representar. Precisamente estos acaban siendo los actores que interiorizan más su propio cliché, de modo que ejecutan en todas sus películas, de forma muy repetitiva, los gestos y las muecas de un mismo fantasma, que va pasando con ellos de película en película. Piénsese en De Niro, en Daniel Day Lewis o actores del género: a fuerza de "método", han acabado creando una máscara de muecas sobre su propio rostro, una máscara que emerge en todas sus películas con idéntica insistencia. 

Así pues, mi listado es incompleto y plenamente subjetivo. En él se encuentran actores y actrices que, en un primer momento, me son simpáticos o atractivos por su aspecto externo, y que en un segundo momento, han sabido crear personajes que me han acabado fascinando, sin que ello quite que hayan aparecido en otras películas que considero abiertamente mediocres. En algunos casos, he visto muchas películas de ellos; en otros, solamente dos o tres películas me han bastado para colocarlos en la lista. Aunque soy consciente de que los personajes que me fascinaron, y con ellos sus sentimientos, inquietudes y reacciones, no parten tanto del intérprete como de guionistas y directores, los actores y actrices son los que les dan cuerpo y voz, los que los encarnan, los que los hacen visibles, de forma que lo escrito o pensando cobra vida y se asienta en la realidad, ya sea sobre un escenario o en una grabación. Y en ese acto de convertir la idea en realidad hay mucho mérito. Muchísimo. 


De entre los actores, destaco a:

José Luis López Vázquez en las películas de Saura, Berlanga y algún otro más; Michel Piccoli, en El desprecio y Belle du jour, y en su prolífica vejez; Peter Sellers en Dr.Strangelove, El guateque y especialmente en Bienvenido, Mr.Chance; Jean-Louis Trintignant en Mi noche con Maud, El conformista (aun estando doblado) y Rojo; Ulrich Mühe en las pocas películas que he tenido oportunidad de ver, especialmente en El castillo de Haneke y La vida de los otros; el histriónico Klaus Kinski en algunas películas de Herzog; Marcello Mastroainni en las películas de Fellini, pero sobre todo por sus papeles en La noche de Antonioni y El apicultor de Angelopoulos; Al Pacino exclusivamente en sus películas de los setenta (Serpico, El Padrino I y II, Tarde de perros); Jack Nicholson en las antogónicas El reportero y El resplandor; Omero Antonutti en sus películas españolas, y en Padre padrone; el siempre secundario Leopoldo Trieste; Anatoli Solonitsyn en las películas de Tarkovsky; Marlon Brando en El Padrino y El último tango en París; y Bruno Ganz, Fernando Fernán Gómez, Cary Grant, Luigi Lo Cascio, Mathieu Amalric, Ulrich Tukur, Toni Servillo, Michael Fassbender en Shame, Christoph Waltz en Inglorious Basterds (con diferencia lo mejor de la película) y Carnage, y Birol Ünel en Contra la pared.

Omero Antonutti en El Sur
Ulrich Mühe en El Castillo
Peter Sellers en El guateque
José Luis López Vázques en La cabina
Jean-Louis Trintignant en Z
Bruno Ganz en El amigo americano
Michel Piccoli en Habemus Papam
Marlon Brando en El Padrino
Luigi Lo Cascio en La meglio gioventú
Birol Ünel en Soul Kitchen
Ulrich Tukur en La vida de los otros
Klaus Kinski en Woyzeck
Fernando Fernán Gómez en El espíritu de la colmena
Christoph Waltz en Malditos bastardos
Mathieu Amalric en La escafandra y la mariposa

Marcello Mastroianni en El apicultor
Jack Nicholson en Five easy pieces
Anatoli Solonitsyn en Stalker
Toni Servillo en Il Divo
Al Pacino en Serpico
Michael Fassbender en Un método peligroso
Cary Grant en Con la muerte en los talones
Leopoldo Trieste en El jeque blanco
Y entre las actrices, principalmente a:

Jeanne Moreau en La noche y en el papel de mujer liberada e independiente de Jules y Jim; Isabelle Huppert en papeles sadianos como La pianista y Ma mère; Gena Rowlands en las películas de Cassavetes; la magnífica e insuperable tríada bergmaniana formada por Bibi Andersson, Liv Ullmann e Ingrid Thulin; Catherine Deneuve en sus papeles de mujer glacial creados por Buñuel (Viridiana Tristana); Annie Girardot en Rocco y sus hermanos, y en las películas de Haneke en el papel de madre despótica (Caché, La pianista); la histriónica y bella Isabelle Adjani en su juventud, en papeles de histérica no victimizada, como Nosferatu y Posesión; Juliette Binoche en prácticamente toda película en que aparece, y Kate Winslet otro tanto (especialmente en Revolutionary Road, El lector y Eternal sunshine of the spotless mind); Clotilde Hesme en Les amants réguliers o Misterios de Lisboa; Charlotte Gainsbourg en el papel de fanática enloquecida de Anticristo, pero también en el más calmado de tímida mujer creativa de La ciencia del sueño; la eterna secundaria Elvira Quintillá; Margarita Terekhova en El espejo,  Emmanuelle Riva en Hiroshima, mon amour y Anna Magnani en Mamma Roma; y Marlene Dietrich, Ava Gardner, Pilar López de Ayala (a pesar de sus inicios en aquella serie de televisión...), la siempre gélida Delphine Seyrig, Silvana Mangano y Maya Sansa.


Silvana Mangano en Teorema
Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia
Catherine Deneuve en Tristana
Jeanne Moreau en La noche
Bibi Andersson y Liv Ullmann en Persona
Clotilde Hesme en Les amants réguliers
Isabelle Huppert en La pianista
Maya Sansa en Buenos días, noche
Annie Girardot en Caché
Isabelle Adjani en Possession
Ingrid Thulin en Fresas salvajes
Juliette Binoche en Copia certificada
Charlotte Gainsbourg en Anticristo
Kate Winslet en El lector
Emmanuelle Riva en Hiroshima, mon amour

Ava Gardner en La noche de la iguana
Marlene Dietrich en Sed de mal
Elvira Quintillá en Bienvenido, Mr.Marshall
Pila López de Ayala en Obaba
Anna Magnani en Mamma Roma
Margarita Terekhova en El espejo
Delphine Seyrig en Jeanne Dielman, Quai de commerce, 1080 Bruxelles


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