miércoles, 1 de febrero de 2012

RAREZAS (II): LEO ES PARDO

Vamos con  la segunda rareza, Leo es pardo (1976), cortometraje que Iván Zulueta realizó como ensayo de Arrebato, la obra maestra no redonda e imperfecta del cine español (la redonda sería quizá El espíritu de la colmena).

Iván Zulueta. ¿Qué puedo decir de él? Cineasta, diseñador gráfico, artista-pop...Su cine experimental y al límite fue una especie de preludio del cine de Almodóvar. Hasta 1980, el manchego fue una especie de alumno del vasco: a partir de esa fecha, la carrera del primero no paró de ascender, al igual que la carrera del segundo comenzó su descenso más vertiginoso. Zulueta comenzó trabajando para TVE en Último grito, el programa más moderno del tardofranquismo, con Íñigo como conductor. Zulueta, proveniente de una familia burguesa de San Sebastián, ya conocía el cine (su padre era director del Festival de cine de San Sebastián) y ya había visitado Nueva York, quedando totalmente impactado por el pop art. En esa misma onda pop, Zulueta realizó Un, dos, tres...al escondite inglés, de la que ya se ha hablado en este blog: una especie de concatenación de videoclips de los grupos españoles de moda, hilados mediante una trama un tanto surrealista y espontánea.

Los setenta fueron para Zulueta años de experimentación con el super-8: en su producción destacan KingKong, Masaje, A-malgam-A, o El mensaje es facial. En todos estos cortos, Zulueta se interesó por los cambios de luz, las aceleraciones de la imagen, la apropiación de imágenes ajenas, adulterándolas de alguna manera (KingKong es simplemente una versión acelerada de la película de los años 30; El mensaje es facial muestra una serie de primeros planos de rostros, montados a gran velocidad). También realizó algunos de los cárteles de cine más conocidos de la Transición: Furtivos, Asignatura pendiente, Demonios en el jardín, los carteles para Viridiana y La edad de oro de Buñuel, estrenadas después del franquismo, etc. E igualmente, comenzó con la heroína. 


Arrebato es una película realizada desde la droga, que muestra la difícil cohabitación entre cine, o arte en general, y vida. Una vez realizada esta película, pasó al anonimato. Fueron años duros de adicción, en los que todos sus proyectos cinematográficos quedaron truncados. Tan sólo continuó realizando algunos carteles para las primeras películas de Almodóvar (Laberintos de pasión, ¿Qué he hecho yo para merecer esto? o Entre tinieblas) a principios de los ochenta. Al final de la década, pareció salir del túnel, realizando dos breves  incursiones en el medio televisivo, Par-pa-dos y Ritesti, dos peliculitas para TVE. Los últimos años los pasó en su casa de San Sebastián, en el monte Igueldo, con su madre y su metadona. Murió el 30 de diciembre de 2009, dos días después que Joan Monleón.
En concreto Leo es pardo muestra algunos de los elementos que aparecerán luego en Arrebato: el ambiente doméstico como un lugar extraño y amenazante, el deseo de escapismo, las aceleraciones del tiempo, el doble...


Zulueta ha acabado convirtiéndose con el tiempo en un director de culto, o más bien en el director maldito del cine español, quizá a su pesar. Quién sabe si hubiese podido realizar más películas, o incluso mejores, de haber rebajado un poco su nivel de autoexigencia.

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