viernes, 15 de abril de 2011

CONTRA LA PARED, FINAL EMBLEMÁTICO

Hay veces que nos encaprichamos con alguna película, y somos capaces de tragárnosla ochocientas mil veces seguidas, hasta acabar hartitos de ella y no quererla ver ni en pintura. En ese sentido, todavía tengo fresco el recuerdo de aquellas niñas que en octavo de E.G.B. fueron hasta doce veces al cine Tívoli a ver a Di Caprio en Titanic (¡puta memoria, siempre recuerda lo peor!).

En cambio, hay otras veces que una película puede dejarnos un recuerdo imborrable simplemente por haberla visto en el momento oportuno, o en un lugar singular. También podemos recordar el hecho de haber visto una determinada película, sin tener en cambio demasiados recuerdos de la misma. En ese sentido, recuerdo especialmente Sans Soleil por haberla visto en la Filmoteca tras una noche y un día sin dormir (tan sólo recuerdo un extraño desfile de japoneses, uno de ellos disfrazado de Doraemón, y mi estado neurológico tras la visión de la película).

Y puede darse el caso también de una película que en un primer momento veamos con cierta reticencia, incluso con algún que otro prejuicio, y luego, a medida que la visitamos más veces, acabe convirtiéndose en una película familiar, muy próxima...Incluso puede darse el caso de que acabemos de alguna manera obsesionados con una escena en concreto, con alguna imagen. Ése es mi caso con Contra la pared, de Fatih Akin.

En la escena final de Contra la pared hay algo perturbador, algo de acertijo y de anticipo. Parece como si de alguna manera la película intentase ponernos en guardia ante situaciones y sensaciones que pueden darse en la vida real, a pesar de haber sido previamente inmortalizadas como lugares comunes por la tradición y el folclore. No sé si me he explicado bien, pero ésa es la sensación que siempre tengo al ver este final: la vida puede devolvernos a modo de jugarreta lo que el hombre ya ha cantado desde el principio de los tiempos en la poesía y la música popular. Por ello este final tiene un carácter de premonición y de advertencia, pero también de emblema.


Al mismo tiempo, este final abierto, para quien haya visto la película, remite a la vuelta al origen (a Mersin) como salida a los extravíos de la vida. Bueno, y para quien no haya visto la película, espero no haber destrozado el final...

http://http//www.youtube.com/watch?v=RRVUeBXP9qk

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